Este tema trata de dos aspectos
fundamentales: la forma en la que nos presentamos ante una obra y el paso del
óleo a la publicidad.
No todo lo que vemos es siempre la
realidad, ya que existen muchas explicaciones o conocimientos que vemos pero
que no muestran la realidad al cien por cien. A lo largo de la historia se ha
tenido la creencia de que lo primero es la vista y después es la palabra. Podemos
decir que la forma en la que interpretamos una obra de arte depende en gran
medida del conocimiento previo que se tenga sobre ella y en gran parte esto es
lo que los historiadores de arte intentan evitar, que el punto de vista o las
sensaciones que produce una obra sean diferentes por el nuevo conocimiento que
tengamos de dicha obra.
En ocasiones las obras de arte toman más valor
por el precio que se les pone en el mercado que por el verdadero valor
artístico que tienen, pero en realidad lo que las hace importantes son su valor
individual, ya que cada persona aunque no sea una artista, expresa su
experiencia a través su pequeñas obras. A través de la observación de una
pintura podemos acercarnos en el tiempo
y situar ante nuestros ojos el momento histórico en el que fue creado.
El arte que anteriormente existía
no existe como tal ahora. El lenguaje de las imágenes ha ocupado su lugar, todo
esto queda reflejado en la publicidad como medio que beneficia al público, ya
que ésta es un lenguaje en sí misma que se utiliza para alcanzar un objetivo
general, y es eficiente porque se nutre de lo real. ¿Pero tiene algo que ver la
pintura al óleo de la antigüedad con la publicidad? Realmente sí, porque en la
publicidad hay muchas referencias a obras del pasado. La publicidad se basa en
gran medida sobre el lenguaje de la pintura al óleo y es capaz de crear una
relación entre una obra de arte y el espectador. En la actualidad podríamos
decir que la publicad es la cultura de la sociedad de consumo, y las personas
que compran son dueñas de su vida, pero para esta sociedad, los no compradores
son “bichos raros” y con la pintura al
óleo pasaba lo mismo, era algo de ricos, tener una pintura al óleo propia era
ser más importante que los demás. La ansiedad básica con que juega la
publicidad es el temor de que, al no tener nada, no eres nada y la capacidad de
gastar dinero es la capacidad de vivir y ésta se sirve de grandes estereotipos
como la sexualidad para vender cualquier producto. El texto refleja en una
frase muy interesante lo que acabamos de resaltar;"Ser capaz de comprar equivale a ser sexualmente deseable”